lunes, 29 de marzo de 2010

Dulce expiación


La Semana Santa universalmente es la referencia de la penitencia para el cristianismo, una época en la que, según la tradición, repasamos el difícil y doloroso proceso de un hombre que dió su vida para el perdón de nuestros pecados, culturalmente es un tiempo de duelo y reflexión, las iglesias se atestan como nunca y la gente así como en Navidad que se vuelve más feliz, hace actos de contricción buscando la anhelada absolución. Para los que nacimos en la costa Caribe, y puedo hablar por todos, la Semana Santa es un tiempo dulce, muy dulce. Comemos copiosamente e intercambiamos toda suerte de ofrendas hechas de cuanto producto la naturaleza nos da sin remordimiento; más que castigarnos por nuestras faltas, cometemos el delicioso pecado capital de la gula, e imposible no hacerlo cuando el menú es amplio y variado, y sobre todo lleno de dulces: de coco, de mango verde, de mamey, de plátano maduro, de papaya con piña, de corozo, de guandul... el calvario realmente para nosotros no es durante la Semana Santa sino después cuando las calorías nos ponen penitentes luego de semejante festín.
El dulce de papaya verde es un exceso que puedo confesar sin culpas y que comparto para estos días.


DULCE DE PAPAYA VERDE

1 papaya verde de unos 2 Kgs., sin piel ni semillas, cortada en tajadas del largo y grosor de un dedo índice
3 litros de agua hirviendo
1 cucharadita de bicarbonato de soda
3 1/2 litros de agua hirviendo
1 kg. de azúcar morena, o de panela partida en trozos
10 clavos de olor
2 ó 3 hojas de naranjo(opcional)

Poner la papaya y el bicarbonato en los 3 litros de agua hirviendo. Dar unos 3 minutos de hervor, a fuego fuerte. Retirar del fuego, colar y lavar en agua fría. Poner en una bandeja un par de horas.

Poner juntos el agua y el azúcar o la panela a hervir durante unos 20 minutos. Agregar el resto de los ingredientes y cocinar de dos a tres horas, hasta que el almíbar engruese ligeramente (al gotear de una cuchara debe hacerlo lentamente y formar un pequeño hilo con la última gota). La papaya debe estar ligeramente dura y chiclosa. Retirar del fuego, quitar los clavos y las hojas y dejar enfriar. Guardar en refrigeración la cantidad que no se consuma en los primeros dos días.
Comer como hacemos en la costa con galletas de soda.